domingo, 5 de diciembre de 2010

Soluciones a los pasatiempos 1

  Creo que ya va siendo hora de ir dando solución a alguna de las erratas que dejamos sin revelar, pues han pasado ya tres años, tiempo suficiente para que el lector las descubriera por sí mismo. No puedo ya aguantar más.

   Vayamos con la primera. Decíamos allá por junio de 2007 que había una errata en la portada del libro de que la imagen daba fiel cuenta. La errata no es otra que ésta: donde dice "BONFANTES", el primer apellido del primero de los autores responsables de la publicación, debiera haber dicho "BONFANTE", sin "S" final.

   ¿Y es grave la cosa? ¡Es una errata en la portada! ¡El libro es una traducción y en la portada del original la errata no estaba! Es un libro de autores varios, hasta un total de siete. Lo cual conlleva que, a efectos de referencia y cita, listados, fichas y demás actividades de clasificación o catalogación bibliográfica, será el apellido del primer nombre el que dé entrada a todos los demás datos del libro; a menos que recurramos a las consabidas abreviaturas, AAVV o VVAA (a veces se las puede ver con punto tras la segunda de las letras repetidas: AA.VV.). ¡Es en ese primer apellido donde la errata campa a sus anchas!

    ¿Y cuáles son las consecuencias? Para el que conozca la bibliografía básica sobre la lengua etrusca —cualquier etruscólogo o interesado por el etrusco, por ejemplo— ninguna; pero no le hará ninguna gracia saber que se ha trocado "Bonfante" en "Bonfantes", y encima en el peor de los lugares: la portada; que esa parte al menos la leemos todos. Y hasta es probable que en su fuero interno lea "Bonfante" donde pone "Bonfantes", sin enterarse. Para el que no conozca ni de oídas ni de lecturas a Larissa Bonfante, ni a Giuliano Bonfante, las consecuencias pueden ser muy distintas.

   Pero imaginemos ahora un lector al que ya le resulta familiar el apellido "Bonfante"; y supongamos que, tras leer unas cuantas publicaciones suyas, pretende averiguar, con ayuda de los nuevos medios e instrumentos a su alcance, si hay publicaciones en castellano de Larissa Bonfante. Supongamos entonces que acude a la página de la Agencia Española del ISBN (ISBN = International Serial Book Number, que es como el n.º de carnet de identificación de un libro). 


    Y supongamos también que hace una búsqueda rápida:



    ¿Cómo? ¿Aún no está en las bases de datos de esa Agencia el libro de que hablamos? ¿No se habrá instalado la errata en las entrañas de esa base? Probemos de nuevo la búsqueda, esta vez con "Bonfantes":




    ¡La "rata" ha criado! Conste que la última vez que entré a buscarla en su madriguera sólo había un libro de una tal Larissa Bonfantes (sic). Ahora hay dos, y de la misma editorial.

  ¿Y cómo saber que había una errata en la portada del primer libro? Muy fácil: abriéndolo y leyendo despacio y fijándose, por ejemplo, el índice:


    Y si acudimos luego a leer la propia contribución de Larissa, de nuevo encontramos "Bonfante" por doquier y no "Bonfantes".

   Si dirigimos nuestra atención ahora al portal de la editorial donde están ambos libros publicados, podremos observar cómo sólo hay errata en uno de los dos libros: el primero que se publicó. Todo lo cual invita a pensar que el error se cometió en la fase de diseño de la portada. El siguiente en mantener vivo el error debe haber sido la persona encargada de enviar los datos a la Agencia Española del ISBN, que sólo se fijó en los nombres de la portada; y quien alimentó la base de datos de dicha agencia siguió dando vida a la errata por n o revisar nada.

   ¿Cómo era aquello que decía Nietzsche de que el filólogo debía leer con atención y ojos delicados?

    Anticipamos el título de la siguiente entrada: "Alineada" también parece que puede decirse…

domingo, 3 de octubre de 2010

Mea Culpa

No hemos tenido que esperar mucho tiempo para comprobar si era del todo cierta o no la errata de "grabe" (3.ª persona del singular, del presente de subjuntivo del verbo "grabar") por "grave" (adjetivo), por parte de Marga Soler, defensora del lector del periódico La Vanguardia, de la que dábamos cuenta en una entrada de junio pasado. Uno de los escasos, pero amables, lectores de este cuaderno de bitácora, me ha proporcionado en su comentario de agosto pasado el dato y el enlace a la hemeroteca del diario. Vaya nuestro más sincero agradecimiento por ello. 

   Lo grave es que debo entonar el "mea culpa" y pedir mis más sinceras disculpas por no haber sabido aguantarme y esperar prudentemente; por no haber considerado, ante la falta de una imagen legible de la página de la columna de Marga Soler, que los textos que viajan por los caminos de la luz con frecuencia pierden en el viaje cursivas, negritas y subrayados. Y eso sucedió en el texto que me remitieron por correo electrónico de la errata que pudo haber sido y no lo fue.

"Augusta empresa correr despacio", dijo Gracián, en su Oráculo manual y arte de prudencia:

«Diligente e inteligente. La diligencia ejecuta presto lo que la inteligencia prolijamente piensa. Es pasión de necios la prisa, que, como no descubren el tope, obran sin reparo. Al contrario, los sabios suelen pecar de detenidos, que del advertir nace el reparar. Malogra tal vez la ineficacia de la remisión lo acertado del dictamen. La presteza es madre de la dicha. Obró mucho el que nada dejó para mañana. Augusta empresa, correr despacio».

   También me reprocho ahora no haberme percatado con las prisas de un interesante error que había en el texto de la columna de Marga Soler: "Es posible que los españoles prefieran ser grabados que gravados" (la negrita es nuestra). Veamos lo que dice el Diccionario de dudas y dificultades de la lengua española, de Don Manuel Seco (que no Manolo Saco).

preferir.
1. Verbo irregular. Se conjuga como sentir [60].
2. Construcción: preferir una cosa otra; preferir una persona A («¿No lo preferían vivo y compartido a despojado de una parte de su ser?», Salvador, Casualidades, 46). No es normal la construcción con que («Prefieren escalar cumbres QUE tumbarse al sol», P. Mario Herrero, Ya, 28.3.1962, 27; «A veces prefería demorar el amor QUE apagar su infalible cigarro cubano», García Márquez, Amor, 261). Sin embargo, su uso se encuentra hoy muy extendido en España y en América.

Me aplico el consejo de Gracián y prefiero ser honesto y sincero a necio.


  

Universidad de Filología e Historia

   Con la llegada del otoño vuelve a cobrar vida el Campus de Álava de la Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea. Mientras la savia huye a su refugio subterráneo, y los árboles se preparan a poblar sus ramas de hojas ocres y amarillentas, en este prolongado verano, los tablones de anuncios de los centros universitarios, y hasta las farolas de sus aledaños, estallan en anuncios diversos. Hasta bien entrado octubre, los de alquileres de piso o habitaciones, cuyo ciclo vital empieza a finales de mayo, son la especie que más se reproduce.
  Y los anuncios reflejan la visión que la gente común y corriente tiene de las instituciones y los lugares que habitan tales instituciones. La Universidad del País Vasco tiene tres Campus (Álava, Vizcaya y Guipúzcoa). Y a veces esta circunstancia es todo un misterio para la gente: tres Campus y un sólo Dios verdadero.
  Con harta frecuencia uno oye expresiones como "Universidad de Vitoria", "Universidad de Bilbao" o "Universidad de Donosti", con la impropiedad desenfadada y local de la lengua coloquial. Y no sólo se escuchan esas expresiones entre los que aspiran a caseros, que también se las he oído a los posibles inquilinos, los estudiantes, sobre todo los de los primeros cursos o cursos previos. E incluso se está extendiendo entre esos anuncios de alquileres la expresión en plural de "zona de las universidades", como si cada uno de los centros del Campus fuera por sí mismo una Universidad autónoma y totalmente independiente de los otros.
  Recurrir al término más apropiado de "Campus" presenta mayores dificultades —qué duda cabe—, por ser más culto. Pero lo que ya es chocante es elevar a un centro a la categoría de Universidad, como lo hace el anuncio de la imagen ("UNIVERSIDAD DE FILOLOGÍA E HISTORIA"), y negárselo en el mismo renglón al centro vecino (Facultad de Farmacia / Farmazia Fakultatea). Reciba por ello este error nuestro más vivo elogio.
  En razón de de la brevedad, vamos a obviar la circunstancia de que ya hace unos años que el centro al que se refiere el anuncio cambió su denominación como "Facultad de Filología y Geografía e Historia" por la de "Facultad de Letras / Letren Fakultatea", que a estos cambios cuesta un tiempo acostumbrarse. Obviaremos también que en la denominación elegida no figura "Geografía". Pero elogiemos el uso de la tilde en las mayúsculas, práctica rara.
  No me pregunten cuáles pueden haber sido las causas psicológicas de este error. No se me ocurre ninguna, salvo las ya expuestas. ¿Y a Ustedes?

jueves, 5 de agosto de 2010

Se realizan derrumbres

  Después de la Serpiente de Verano de la entrada anterior, he estado meditando con qué amenizarles este agosto, rebuscando y revolviendo una y otra vez erratas y gazapos en las carpetas donde las almaceno. Y he optado por seguir la savia de la sabia máxima de Horacio: mezclar lo útil con lo dulce, a ver si me llevo yo también todos los puntos.
Diego de Saavedra y Fajardo, Empresas Políticas
Milán, 1642
  De entre los testimonios que tengo recogidos, siempre me ha provocado una sonrisa, y por ello un merecido elogio, el que les presento hoy, capturado en el cristal del escaparate de una tienda cerrada por traspaso en el centro de la ciudad de Vitoria.


   ¿No me negarán Ustedes que tiene más que una pizca de sal?

   El titular, desde luego, cumple con creces la regla retórica de la "captatio benevolentiae" del lector: ¡¡Un "manitas" en casa!! Y la enumeración de los servicios, en comparación con  lo que uno suele encontrarse en este tipo de anuncios, es casi impecable: sólo echamos en falta una tilde en "ALBAÑILERIA" —en las mayúsculas ya las doy por batallas perdidas—, y otra en "fontanería"; lo cual sorprende junto a los bien tildados "gotelé" y "furgón". Excelente el guiño que conecta con la picardía del titular y acota los servicios: "pequeños trabajos caseros"; aunque no entiendo muy bien por qué se pone entre paréntesis.

   Pero, a medida que entra en materia, saltan los gazapos: no se entiende muy bien en qué consiste el servicio de "Desmontaje y desmontaje de muebles con furgón", donde sobra además el paréntesis inicial. ¿Acaso sólo sabe desmontar y desmontar? ¿Los desmonta con la ayuda de un furgón en vez de martillos, destornilladores y esa clase de herramientas?


  Y las perlas, como los postres, al final: "recojen" y "derrumbres".


   Todavía sigo pensando en la causa psicológica de "derrumbres" por "derrumbes". ¿Contaminación con "herrumbre", activada en el subconsciente por la "chatarra" que precede? ¿Simpatía con la sílaba final de "escombros" de la frase anterior? ¿Analogía con otras palabras en "-bre", como "herrumbre", "podredumbre", "pobre", motivada además por la presencia de "rr" en la sílaba anterior? ¿Irrupción inesperada de la "r"? Lo cierto es que las letras de los sonidos líquidos y laterales, vibrantes simples o múltiples, siempre fueron lábiles, escurridizas, saltarinas y caprichosas.

Diego de Saavedra y Fajardo
Empresas Políticas
Empresa 42


¡Feliz verano!

  





  

lunes, 19 de julio de 2010

¿¡Acabar con los Putos Negros!?

  Entre las diversas subespecies de erratas, las más bonitas y más preciadas son aquellas que engendran una palabra nueva y un nuevo significado.
  Pero cuando el nuevo significado no es políticamente correcto, y el responsable del engendro es un organismo público, como la Dirección General de Tráfico (DGT), el alboroto y gozo por su descubrimiento se torna enfado —y con razón—, un enfado inmenso.
  Así sucede con la errata que hoy retratamos, cuyo conocimiento debemos y agradecemos a una amable e incansable lectora. Daba cuenta de ella, entre otros medios, el 1 de julio pasado, El Mundo Today - España Today, de donde hemos tomado el vivo retrato. 
   Y es que en casos  como éstos, donde ambas palabras —punto y puto— son gramaticalmente correctas, no hay corrector automático que valga la pena. Ningún corrector mejor que el ojo y la sensibilidad humanas. Merezca, pues, esta errata nuestro más vivo vituperio. Y punto. 

lunes, 5 de julio de 2010

Encontrada una errata en la web en español de twitter

   Encontrada, que no "encuentrada", y nunca mejor dicho. Lo curioso del caso es que la forma correcta ("encontrar") se encuentra un poco más abajo de la incorrecta ("encuentrar"). Lo malo, que la errata se encuentra en lugar privilegiado, y no por ahí escondida como acostumbra. De ahí que haya merecido nuestro elogio.
  La lengua —dicen— es un sistema; y siempre tiende a la regularidad. Pero sucede que unas regularidades chocan con otras en un mismo nivel o en niveles diferentes. Ese es su sino. Las irregularidades presentes son regularidades pretéritas; fueron en el pasado regulares. Si tengo "encuentro, encuentras, encuentra, encuentran...", ¿por qué no tener, entonces, "encuentrar"? Pero también tenemos "encontramos, encontráis, encontraba..". ¡Vaya un desencuentro!
   Me pregunto quién de las dos ganará la batalla del futuro: ¿"encontr*" o "encuentr*"?. Hagan sus apuestas.

domingo, 4 de julio de 2010

¡Ni una sola coma!

   No existen. Como se llaman "coma", ellos, obedientes, van y se las comen. Noticias como ésta debieran añadir, a la manera de un prospecto, una indicación como "Recomendamos al lector que tome aire antes de leerme". Porque es que perjudican seriamente la salud de uno.
   ¿O es que el autor ha pretendido transmitir la sensación de rapidez con que transcurre la noticia de que da cuenta? De puro telegráfica que es, el cronista sucumbe ante los encantos del punto y seguido. Y mira que había espacio más que suficiente para el elegante —y también "rara avis"— punto y coma. Pues ni uno solo, oiga, ni uno solo.
   Transcurridos ya cuatro largos años, uno se sigue preguntando todavía si envió la noticia a la redacción desde un teléfono móvil; pues en este caso la ausencia de coma estaría justificada por la vagancia en encontrarla.