domingo, 5 de diciembre de 2010

Soluciones a los pasatiempos 1

  Creo que ya va siendo hora de ir dando solución a alguna de las erratas que dejamos sin revelar, pues han pasado ya tres años, tiempo suficiente para que el lector las descubriera por sí mismo. No puedo ya aguantar más.

   Vayamos con la primera. Decíamos allá por junio de 2007 que había una errata en la portada del libro de que la imagen daba fiel cuenta. La errata no es otra que ésta: donde dice "BONFANTES", el primer apellido del primero de los autores responsables de la publicación, debiera haber dicho "BONFANTE", sin "S" final.

   ¿Y es grave la cosa? ¡Es una errata en la portada! ¡El libro es una traducción y en la portada del original la errata no estaba! Es un libro de autores varios, hasta un total de siete. Lo cual conlleva que, a efectos de referencia y cita, listados, fichas y demás actividades de clasificación o catalogación bibliográfica, será el apellido del primer nombre el que dé entrada a todos los demás datos del libro; a menos que recurramos a las consabidas abreviaturas, AAVV o VVAA (a veces se las puede ver con punto tras la segunda de las letras repetidas: AA.VV.). ¡Es en ese primer apellido donde la errata campa a sus anchas!

    ¿Y cuáles son las consecuencias? Para el que conozca la bibliografía básica sobre la lengua etrusca —cualquier etruscólogo o interesado por el etrusco, por ejemplo— ninguna; pero no le hará ninguna gracia saber que se ha trocado "Bonfante" en "Bonfantes", y encima en el peor de los lugares: la portada; que esa parte al menos la leemos todos. Y hasta es probable que en su fuero interno lea "Bonfante" donde pone "Bonfantes", sin enterarse. Para el que no conozca ni de oídas ni de lecturas a Larissa Bonfante, ni a Giuliano Bonfante, las consecuencias pueden ser muy distintas.

   Pero imaginemos ahora un lector al que ya le resulta familiar el apellido "Bonfante"; y supongamos que, tras leer unas cuantas publicaciones suyas, pretende averiguar, con ayuda de los nuevos medios e instrumentos a su alcance, si hay publicaciones en castellano de Larissa Bonfante. Supongamos entonces que acude a la página de la Agencia Española del ISBN (ISBN = International Serial Book Number, que es como el n.º de carnet de identificación de un libro). 


    Y supongamos también que hace una búsqueda rápida:



    ¿Cómo? ¿Aún no está en las bases de datos de esa Agencia el libro de que hablamos? ¿No se habrá instalado la errata en las entrañas de esa base? Probemos de nuevo la búsqueda, esta vez con "Bonfantes":




    ¡La "rata" ha criado! Conste que la última vez que entré a buscarla en su madriguera sólo había un libro de una tal Larissa Bonfantes (sic). Ahora hay dos, y de la misma editorial.

  ¿Y cómo saber que había una errata en la portada del primer libro? Muy fácil: abriéndolo y leyendo despacio y fijándose, por ejemplo, el índice:


    Y si acudimos luego a leer la propia contribución de Larissa, de nuevo encontramos "Bonfante" por doquier y no "Bonfantes".

   Si dirigimos nuestra atención ahora al portal de la editorial donde están ambos libros publicados, podremos observar cómo sólo hay errata en uno de los dos libros: el primero que se publicó. Todo lo cual invita a pensar que el error se cometió en la fase de diseño de la portada. El siguiente en mantener vivo el error debe haber sido la persona encargada de enviar los datos a la Agencia Española del ISBN, que sólo se fijó en los nombres de la portada; y quien alimentó la base de datos de dicha agencia siguió dando vida a la errata por n o revisar nada.

   ¿Cómo era aquello que decía Nietzsche de que el filólogo debía leer con atención y ojos delicados?

    Anticipamos el título de la siguiente entrada: "Alineada" también parece que puede decirse…

domingo, 3 de octubre de 2010

Mea Culpa

No hemos tenido que esperar mucho tiempo para comprobar si era del todo cierta o no la errata de "grabe" (3.ª persona del singular, del presente de subjuntivo del verbo "grabar") por "grave" (adjetivo), por parte de Marga Soler, defensora del lector del periódico La Vanguardia, de la que dábamos cuenta en una entrada de junio pasado. Uno de los escasos, pero amables, lectores de este cuaderno de bitácora, me ha proporcionado en su comentario de agosto pasado el dato y el enlace a la hemeroteca del diario. Vaya nuestro más sincero agradecimiento por ello. 

   Lo grave es que debo entonar el "mea culpa" y pedir mis más sinceras disculpas por no haber sabido aguantarme y esperar prudentemente; por no haber considerado, ante la falta de una imagen legible de la página de la columna de Marga Soler, que los textos que viajan por los caminos de la luz con frecuencia pierden en el viaje cursivas, negritas y subrayados. Y eso sucedió en el texto que me remitieron por correo electrónico de la errata que pudo haber sido y no lo fue.

"Augusta empresa correr despacio", dijo Gracián, en su Oráculo manual y arte de prudencia:

«Diligente e inteligente. La diligencia ejecuta presto lo que la inteligencia prolijamente piensa. Es pasión de necios la prisa, que, como no descubren el tope, obran sin reparo. Al contrario, los sabios suelen pecar de detenidos, que del advertir nace el reparar. Malogra tal vez la ineficacia de la remisión lo acertado del dictamen. La presteza es madre de la dicha. Obró mucho el que nada dejó para mañana. Augusta empresa, correr despacio».

   También me reprocho ahora no haberme percatado con las prisas de un interesante error que había en el texto de la columna de Marga Soler: "Es posible que los españoles prefieran ser grabados que gravados" (la negrita es nuestra). Veamos lo que dice el Diccionario de dudas y dificultades de la lengua española, de Don Manuel Seco (que no Manolo Saco).

preferir.
1. Verbo irregular. Se conjuga como sentir [60].
2. Construcción: preferir una cosa otra; preferir una persona A («¿No lo preferían vivo y compartido a despojado de una parte de su ser?», Salvador, Casualidades, 46). No es normal la construcción con que («Prefieren escalar cumbres QUE tumbarse al sol», P. Mario Herrero, Ya, 28.3.1962, 27; «A veces prefería demorar el amor QUE apagar su infalible cigarro cubano», García Márquez, Amor, 261). Sin embargo, su uso se encuentra hoy muy extendido en España y en América.

Me aplico el consejo de Gracián y prefiero ser honesto y sincero a necio.


  

Universidad de Filología e Historia

   Con la llegada del otoño vuelve a cobrar vida el Campus de Álava de la Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea. Mientras la savia huye a su refugio subterráneo, y los árboles se preparan a poblar sus ramas de hojas ocres y amarillentas, en este prolongado verano, los tablones de anuncios de los centros universitarios, y hasta las farolas de sus aledaños, estallan en anuncios diversos. Hasta bien entrado octubre, los de alquileres de piso o habitaciones, cuyo ciclo vital empieza a finales de mayo, son la especie que más se reproduce.
  Y los anuncios reflejan la visión que la gente común y corriente tiene de las instituciones y los lugares que habitan tales instituciones. La Universidad del País Vasco tiene tres Campus (Álava, Vizcaya y Guipúzcoa). Y a veces esta circunstancia es todo un misterio para la gente: tres Campus y un sólo Dios verdadero.
  Con harta frecuencia uno oye expresiones como "Universidad de Vitoria", "Universidad de Bilbao" o "Universidad de Donosti", con la impropiedad desenfadada y local de la lengua coloquial. Y no sólo se escuchan esas expresiones entre los que aspiran a caseros, que también se las he oído a los posibles inquilinos, los estudiantes, sobre todo los de los primeros cursos o cursos previos. E incluso se está extendiendo entre esos anuncios de alquileres la expresión en plural de "zona de las universidades", como si cada uno de los centros del Campus fuera por sí mismo una Universidad autónoma y totalmente independiente de los otros.
  Recurrir al término más apropiado de "Campus" presenta mayores dificultades —qué duda cabe—, por ser más culto. Pero lo que ya es chocante es elevar a un centro a la categoría de Universidad, como lo hace el anuncio de la imagen ("UNIVERSIDAD DE FILOLOGÍA E HISTORIA"), y negárselo en el mismo renglón al centro vecino (Facultad de Farmacia / Farmazia Fakultatea). Reciba por ello este error nuestro más vivo elogio.
  En razón de de la brevedad, vamos a obviar la circunstancia de que ya hace unos años que el centro al que se refiere el anuncio cambió su denominación como "Facultad de Filología y Geografía e Historia" por la de "Facultad de Letras / Letren Fakultatea", que a estos cambios cuesta un tiempo acostumbrarse. Obviaremos también que en la denominación elegida no figura "Geografía". Pero elogiemos el uso de la tilde en las mayúsculas, práctica rara.
  No me pregunten cuáles pueden haber sido las causas psicológicas de este error. No se me ocurre ninguna, salvo las ya expuestas. ¿Y a Ustedes?

jueves, 5 de agosto de 2010

Se realizan derrumbres

  Después de la Serpiente de Verano de la entrada anterior, he estado meditando con qué amenizarles este agosto, rebuscando y revolviendo una y otra vez erratas y gazapos en las carpetas donde las almaceno. Y he optado por seguir la savia de la sabia máxima de Horacio: mezclar lo útil con lo dulce, a ver si me llevo yo también todos los puntos.
Diego de Saavedra y Fajardo, Empresas Políticas
Milán, 1642
  De entre los testimonios que tengo recogidos, siempre me ha provocado una sonrisa, y por ello un merecido elogio, el que les presento hoy, capturado en el cristal del escaparate de una tienda cerrada por traspaso en el centro de la ciudad de Vitoria.


   ¿No me negarán Ustedes que tiene más que una pizca de sal?

   El titular, desde luego, cumple con creces la regla retórica de la "captatio benevolentiae" del lector: ¡¡Un "manitas" en casa!! Y la enumeración de los servicios, en comparación con  lo que uno suele encontrarse en este tipo de anuncios, es casi impecable: sólo echamos en falta una tilde en "ALBAÑILERIA" —en las mayúsculas ya las doy por batallas perdidas—, y otra en "fontanería"; lo cual sorprende junto a los bien tildados "gotelé" y "furgón". Excelente el guiño que conecta con la picardía del titular y acota los servicios: "pequeños trabajos caseros"; aunque no entiendo muy bien por qué se pone entre paréntesis.

   Pero, a medida que entra en materia, saltan los gazapos: no se entiende muy bien en qué consiste el servicio de "Desmontaje y desmontaje de muebles con furgón", donde sobra además el paréntesis inicial. ¿Acaso sólo sabe desmontar y desmontar? ¿Los desmonta con la ayuda de un furgón en vez de martillos, destornilladores y esa clase de herramientas?


  Y las perlas, como los postres, al final: "recojen" y "derrumbres".


   Todavía sigo pensando en la causa psicológica de "derrumbres" por "derrumbes". ¿Contaminación con "herrumbre", activada en el subconsciente por la "chatarra" que precede? ¿Simpatía con la sílaba final de "escombros" de la frase anterior? ¿Analogía con otras palabras en "-bre", como "herrumbre", "podredumbre", "pobre", motivada además por la presencia de "rr" en la sílaba anterior? ¿Irrupción inesperada de la "r"? Lo cierto es que las letras de los sonidos líquidos y laterales, vibrantes simples o múltiples, siempre fueron lábiles, escurridizas, saltarinas y caprichosas.

Diego de Saavedra y Fajardo
Empresas Políticas
Empresa 42


¡Feliz verano!

  





  

lunes, 19 de julio de 2010

¿¡Acabar con los Putos Negros!?

  Entre las diversas subespecies de erratas, las más bonitas y más preciadas son aquellas que engendran una palabra nueva y un nuevo significado.
  Pero cuando el nuevo significado no es políticamente correcto, y el responsable del engendro es un organismo público, como la Dirección General de Tráfico (DGT), el alboroto y gozo por su descubrimiento se torna enfado —y con razón—, un enfado inmenso.
  Así sucede con la errata que hoy retratamos, cuyo conocimiento debemos y agradecemos a una amable e incansable lectora. Daba cuenta de ella, entre otros medios, el 1 de julio pasado, El Mundo Today - España Today, de donde hemos tomado el vivo retrato. 
   Y es que en casos  como éstos, donde ambas palabras —punto y puto— son gramaticalmente correctas, no hay corrector automático que valga la pena. Ningún corrector mejor que el ojo y la sensibilidad humanas. Merezca, pues, esta errata nuestro más vivo vituperio. Y punto. 

lunes, 5 de julio de 2010

Encontrada una errata en la web en español de twitter

   Encontrada, que no "encuentrada", y nunca mejor dicho. Lo curioso del caso es que la forma correcta ("encontrar") se encuentra un poco más abajo de la incorrecta ("encuentrar"). Lo malo, que la errata se encuentra en lugar privilegiado, y no por ahí escondida como acostumbra. De ahí que haya merecido nuestro elogio.
  La lengua —dicen— es un sistema; y siempre tiende a la regularidad. Pero sucede que unas regularidades chocan con otras en un mismo nivel o en niveles diferentes. Ese es su sino. Las irregularidades presentes son regularidades pretéritas; fueron en el pasado regulares. Si tengo "encuentro, encuentras, encuentra, encuentran...", ¿por qué no tener, entonces, "encuentrar"? Pero también tenemos "encontramos, encontráis, encontraba..". ¡Vaya un desencuentro!
   Me pregunto quién de las dos ganará la batalla del futuro: ¿"encontr*" o "encuentr*"?. Hagan sus apuestas.

domingo, 4 de julio de 2010

¡Ni una sola coma!

   No existen. Como se llaman "coma", ellos, obedientes, van y se las comen. Noticias como ésta debieran añadir, a la manera de un prospecto, una indicación como "Recomendamos al lector que tome aire antes de leerme". Porque es que perjudican seriamente la salud de uno.
   ¿O es que el autor ha pretendido transmitir la sensación de rapidez con que transcurre la noticia de que da cuenta? De puro telegráfica que es, el cronista sucumbe ante los encantos del punto y seguido. Y mira que había espacio más que suficiente para el elegante —y también "rara avis"— punto y coma. Pues ni uno solo, oiga, ni uno solo.
   Transcurridos ya cuatro largos años, uno se sigue preguntando todavía si envió la noticia a la redacción desde un teléfono móvil; pues en este caso la ausencia de coma estaría justificada por la vagancia en encontrarla.

lunes, 28 de junio de 2010

La situación se agrava: "[...] no se preocupen, porque no es nada grabe."

   Tal vez la rata no sea un animal muy gregario, y tampoco deseamos que la errata lo sea. Resulta curioso que, al tratar de conjurar y admitir una errata, surja otra. Si la errata es de la misma subespecie y calibre que la que se trataba de conjurar, entonces ya es anécdota divertida y jocosa.

  No pensaba disponer tan pronto del texto completo de la sección de Marga Soler, Defensora del Lector en el periódico La Vanguardia. Pero, gracias a la ayuda inestimable de una atenta y más que amable lectora, podremos reproducir aquí el texto de la edición en línea, y disfrutar de la perla que su lectura depara.


LA DEFENSORA DEL LECTOR
La importancia de gravar con 'v' [sic, el entrecomillado]
Marga Soler
[La Vanguardia, Domingo, 27 de junio]

La portada es la página más mimada de todo el periódico, pero ni siquiera ella está inmune a los más garrafales errores de ortografía

Algunos lectores se han rebelado (sublevado) cuando han revelado (descubierto) una falta de ortografía en la portada. Consideran que ese resbalón viene a demostrar un acabado basto,sin [sic, i.e. sin espacio en blanco] refinar, impropio de este diario y que además pone en duda el vasto conocimiento lingüístico que cabe esperar en quienes tienen en la lengua una de sus principales herramientas de trabajo. Habrán adivinado ya que se trata de un error que tiene que ver con el uso de las letras be y uve,que [de nuevo sic; y otro sic por la ausencia de comillas para el nombre de las letras] no pocos quebraderos de cabeza dan a más de uno. El caso que nos ocupa se dio en palabras homófonas, que son aquellas que se pronuncian igual pero tienen distinta escritura y significado, como baca (del coche) y vaca (animal), botar (una pelota) y votar (dar el voto) o sabia (mujer inteligente) y savia (jugo de las plantas), por citar algunos ejemplos más. El error en cuestión apareció en la portada del viernes 21 de mayo en la que, bajo el principal titular "El Gobierno aprueba el recorte sin subir impuestos", se leía el subtítulo: "Elena Salgado: ´No hay una propuesta concreta´ para grabar las rentas más altas".
  
 Los suscriptores Ramon Tapias e Isabel Soler firman conjuntamente una carta en la que escriben: "Suponemos que el corrector ortográfico del ordenador dará esa frase por correcta, pero cualquier periodista debería ser capaz de apreciar la diferencia que existe entre grabar (esculpir en piedra u otro material, o registrar en un medio electrónico) y gravar (imponer cargas o gravámenes). Pero lo que más nos choca es que el error no fuese detectado antes de la puesta en circulación del ejemplar en cuestión. ¿Es que nadie revisa con atención la portada del periódico? ¿Cómo se explica que no se detectase este fallo?". De similar opinión es el suscriptor Antoni Rosselló Mestre: "Pienso que un periódico de la seriedad y calidad sobradamente contrastadas como es La Vanguardia debería adoptar los medios de control necesarios para evitar que se publicasen errores de bulto de este calibre que, sin desmerecer su impecable trayectoria, en nada contribuyen a su buena imagen".

   La portada es la página más revisada de todas, tanto por la propia dirección y subdirección del diario como por los editores de estilo, quienes la cuidan con especial esmero. ¿Qué ocurrió entonces? Manel Pérez, subdirector de Economía, responde: "Es un lamentable error". Por su parte, el responsable lingüístico, Magí Camps, añade: "Ante una falta de esta gravedad, no hay explicación ni excusa posible. Mis más sinceras disculpas". Para más inri ese mismo subtítulo se usó también en la noticia ofrecida en La Vanguardia digital titulada "Los salarios de los funcionarios bajarán entre 0,56% y el 7% este año", y a pesar de los comentarios de los internautas avisando del fallo, el horror ortográfico sigue sin estar corregido. Una enmienda que es imposible en el papel pero deseable en la web.

Es posible que los españoles prefieran ser grabados que gravados,y [otro sic] que el presidente Zapatero, dado el precario estado de las finanzas españolas y las enormes presiones de que ha sido objeto, tuviera la tentación no sólo de subir los impuestos (gravar)sino [y otro sic más] de dejar su decisión grabada en el registro de la historia. Pero en cualquier caso la calidad en el lenguaje garantiza la claridad en la información, porque el periodista que cuida las palabras será también cuidadoso con la noticia.

Posdata: No vacilo en agradecer los mensajes recibidos durante el tiempo en que un pertinaz bacilo me ha impedido acudir a esta cita semanal. Pero no se preocupen, porque no es nada grabe...

  Tanto jugar con las palabras homófonas a lo largo del artículo ("rebelado" y "revelado"; "basto" y "vasto"; "baca" y "vaca";  "botar" y "votar"; "sabia" y "savia" y, por último, "grabar" y "gravar"), acabó jugándole una mala pasada a Marga. Pues no contenta todavía con esos pares de palabras, remató su artículo con un broche final de oro, donde tras jugar de nuevo de modo pertinaz con el par "vacilo" y "bacilo", alcanzó el clímax con el impar sin par "grabe". Salud, entonces, Marga. ¡Con lo bien que le hubiera quedado como guiño un entrecomillado "grabe"!
  Tanto fue el cántaro a la fuente, que al final se rompió. Reciba esta errata un más que merecido elogio.

Post-data: prometo ofrecer la imagen de la edición impresa tan pronto como me sea posible. A juzgar por lo poco que se barrunta en la imagen adjunta, también ahí esta grabada la errata.

domingo, 27 de junio de 2010

Errata grabada y bien grabada en la portada

   Marga Soler, defensora del lector de La Vanguardia, rinde cuentas hoy en su sección, bajo el título de "La importancia de gravar con 'v'" [sic, me refiero al entrecomillado de la letra "uve"], por la "sublevación" o "rebelión" de los lectores ante esta errata sonada en la portada del 21 de mayo de su periódico.
   Su defensa, por lo poco que he podido leer hasta ahora a través de internet, me parece muy suave, y más una defensa subliminal del periódico que de los lectores. El hecho de que "grabar" y "gravar" sean palabras homófonas, y por tanto escapen a los correctores-autómatas, no exime al Director del periódico o a los redactores-jefe de sus responsabilidades.
   Como no estoy suscrito a La Vanguardia, esperaremos unos días para ofrecer al lector el texto completo de Marga Soler o, al menos, una imagen de su columna.

viernes, 25 de junio de 2010

Abstenerse "extrangeros". Además de mal redactado, xenófobo.

El tablón de anuncios situado a la derecha del acceso al "Txusta's Bar" es un nido de erratas. Aquí tienes lector otra errata más, que hay que agradecer a flabiobrigensis, lector asiduo y atento; tan atento como recomendaba Nietzsche a los filólogos:

   "No en vano se es o se ha sido filólogo. Filólogo quiere decir maestro de la lectura lenta, y el que lo es acaba también por escribir lentamente... La Filología es un arte venerable, que pide ante todo a sus admiradores que se mantengan retirados, tomarse tiempo, volverse silenciosos y pausados, un arte de orfebrería, un orífice de la palabra, un arte que pide trabajo sutil y delicado, y en el que nada se consigue sin aplicarse con lentitud."
   Precisamente por eso es hoy más necesaria que nunca; precisamente por eso nos seduce y encanta en medio de esta época de trabajo, es decir, de precipitación, que se consume por acabar rápidamente las cosas.
    Aquel arte no acierta a acabar fácilmente; enseña a leer bien, es decir, a leer despacio, con profundidad, con cuidado, con atención y con intención, a puertas abiertas y con ojos y dedos delicados."

(Palabras de F. Nietzsche sobre la filología que cierran el prólogo de su Aurora. Ccorría el año de 1886; Cito por la traducción española de P. González Blanco, México, 1974)

  Habíamos visto ya en otro anuncio del mismo nido de erratas una "CALEFECCIÓN". Nótese en éste su "CALEFACION"; la ausencia de tildes y de puntuación.

   Aprovecho de nuevo la ocasión para dar fe de mis erratas: antes leí en el comentario de flaviobrigensis "estrangeros", con "s", pensando en una doble errata; pero me equivoqué.

jueves, 24 de junio de 2010

Batalla de Vitoria con "V"... ¿por analogía con Victoria > Vitoria, o Álava?

Ahora que se aproxima el Bicentenario -con "b"- de la Batalla -también con "b"- de Vitoria, creo que es el momento más apropiado para el elogio de esta errata. Y tanto más grave la errata, por cuanto que apareció en una publicación del Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz, dedicada a los Carnavales -con "v"- del año 2006 (cf. segunda imagen).
Y mira que el editor tenía al pie de su glorioso y apasionado titular una imagen con la palabra bien escrita. Pues no fue suficiente. Saltó la errata, subióse al barco del Carnaval y ya no abandonó su madriguera.

No son erratas, son errores (por Arsenio Escolar)

A la prensa, por el camino que vamos, las erratas y los errores nos van a salir mucho más caros. Nos van a costar la credibilidad.

Las erratas son tan antiguas como la imprenta. Al propio Gutenberg se le escapó una clamorosa en el Salterio, que imprimió en Maguncia en 1457, apenas cinco años después de la Biblia. Había un “Spalmorum” donde debía decir “Psalmorum”. Pero en aquellos tiempos las erratas las cometía el operario que montaba los tipos móviles en la prensa, y en otros muchísimo más recientes se debían al teclista. Diríamos que ambos eran fruto de un error de dedos, de una equivocación manual. Ahora no, ahora la mayoría de las erratas que se enseñorean de las páginas de nuestros diarios y revistas me temo que son por clamoroso desconocimiento del periodista que las dejó sueltas. Son fruto de un error de cabeza, de una impericia intelectual.

Las nuevas hornadas de periodistas vienen con un bagaje de lengua más bien escaso. Creo que por dos razones. Primera: han leído mucho menos que las generaciones anteriores, son de cultura audiovisual, no libresca;  de ordenador, no de papel. Y segunda: a la lengua apenas se le dedica tiempo en los planes de estudio de Periodismo, donde les forman en casi todo menos en el uso de la principal herramienta del oficio. En muchas facultades y escuelas le dedican más horas a explicar la invención del tipómetro que a las tildes; más tiempo a la vida de Nipho que a la sintaxis,la prosodia y la ortografía juntas. “Es que las tildes son del bachillerato”, replicará alguno. Pues no sé si son del bachillerato, pero lo cierto es que a las redacciones llegan muchos licenciados universitarios que no saben 
ponerlas.

Por si con esta deficiente formación tuviéramos poco, muchos editores de medios, con la anuencia o la resignación del director, han decidido prescindir de su departamento de corrección, con la disculpa de que los correctores de textos son profesionales caros y de que suponen un embudo en el cierre de la edición, y encomendarse a los programas informáticos de corrección automática, que suelen ser ignorantes en varios idiomas.

Al mejor corrector informático se le pasan cientos de incorrecciones. Recuerdo aquella de una ONG que se constituía “sin ánimo de lucro” y acabó como “sinónimo de lucro”, o aquel presidente que fue elegido no “por unanimidad”, como quería decir el cronista, sino “por una nimiedad”. Pero lo peor del corrector informático no es cuando se equivoca por omisión sino cuando lo hace por acción, porque se empeña en enmendar lo que no tenía yerro. En esas ocasiones provoca errores delirantes.

Yo he visto en un mismo día y en una sola página (la 47 del diario Abc del 30 de junio de 1999) cómo el corrector informático rebautizaba a Miguel Blesa, presidente de Cajamadrid, como Miguel Blusa; a Pedro Luis Uriarte, entonces consejero delegado del BBV, como Pedro Luis Airarte; y a los comisarios europeos Karen van Miert y Mario Monti como Van Mirto y, pásmense, Marido Monta. Probablemente los redactores que escribieron esa página teclearon bien los cuatro nombres y el corrector informático los convirtió en Airarte, Blusa, Mirto y Marido Monta. Así salieron impresos. Como la máquina había corregido los textos, nadie en el cierre les echó un vistazo por si había errores.

Escapársele una errata en un contrato de venta del avión Hercules C-130J, una simple coma mal puesta, le costó hace unos años 11.000 millones de pesetas a la aeronáutica Lokheed. Y escudarse en posibles erratas para no cumplir sus ofertas le costó en 1998 a Halcón Viajes una condena judicial: en su publicidad introducía en letras diminutas la muletilla: “salvo error tipográfico”, y al Juzgado de Primera Instancia número 55 de Madrid le pareció esa “excusatio non petita” una cláusula abusiva y la condenó por publicidad ilícita.


ARSENIO ESCOLAR (CUADERNOS DE PERIODISTAS, DICIEMBRE DE 2005115)

sábado, 19 de junio de 2010

Precio a combinar... ¿con coca-cola?



Y allí donde dijo flaviobrigensis, seguía estando esa errata, con la corrección de una mano anónima: en el tablón de anuncios sito a la derecha de la entrada al Txusta's Bar, aunque el anuncio no era de alquiler de piso, sino de clases particulares de portugués. Y es el portugués el que explica este humano error, pues el español "convenir" es en portugués "convir" y "combinar". Se han "combinado", pues, ambas lenguas en la mente del anunciante.

N.B.: no la habría encontrado si no hubiera sido por la ayuda de un buen amigo, así que gracias, A.

viernes, 18 de junio de 2010

¿Dónde se ha escondido el gazapo?

Hay erratas, errores y gazapos. Animo al lector a encontrar el que se ha escondido en una de estas dos noticias del verano de 2007. Doy una pista: es muy probable que una de las dos noticias sea la causa de la presencia escurridiza del gazapo en la otra. Y si no es así, ¿estaba el redactor-jefe de la sección en cuestión de vacaciones? ¿Pero ya redactan los redactores-jefes? Yo creía que ya tan sólo eran "jefes".

jueves, 17 de junio de 2010

¡¡¡VICEREPTORADO!!! ¡Sic!


Esta errata sí que es gloriosa, por no decir monumental. Pretende el anunciante captar a sus clientes —alumnos en este caso— llamando su atención en medio de la vorágine de anuncios que le rodean. Analicemos el texto párrafo a párrafo:

1) ¡VAMOS A JUGAR! Así redactado, no parece que sea una invitación al juego, sino la afirmación en tono muy expresivo —si hacemos caso de los signos de exclamación— de que van a jugar. Interpretamos entonces que en realidad quiso decir: "¡Vamos! ¡A jugar!" O sea: "¡Anímense! ¡Venga! ¡Vengan a jugar!" O algo similar. Pero no supo puntuarlo en la forma debida.

2) ¡CON CREDITOS! Que no haya tilde cuando hay mayúsculas es algo a lo que ya estamos demasiado acostumbrados. Pero, ¡qué diantres quiere decir ahora el anuncio! ¿Que van a jugar con créditos? Con los créditos no se juega. ¡Ah! ¡Ya caigo! Que a cambio de las anteriores actividades lúdicas se van a conceder créditos (de libre elección, para quien está en el ajo).

3) Chicos y chicas de la universidad. Hubiera quedado mejor "universidad" en mayúscula.

4) CENTRO CIVICO DE HEGOALDE. LUNES O MIERCOLES. Sigue pasando de tilde.

5) DE 18.00H a 20.00H. Con lo bien que ha puntuado la separación entre horas y minutos, ¡qué bien le hubiera quedado la abreviatura de horas en minúscula!

6) Y, por último, la perla, la joya del anuncio: INSCRIPCIONES: VICEREPTORADO DE LA UNIVERSIDAD. ¿Qué será un "Vicereptor" entonces? ¿Alguna especie de lagartija que trepa y repta —suponemos que detrás del "reptor" o haciendo las veces de "reptor"—; o uno de los múltiples dinosaurios ya extinguidos?

Buenísima, queridos lectores, la errata es buenísima. Fue capturada en el año 2009 en Vitoria-Gasteiz, en la Facultad de Letras de la Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea, en los paneles o tablones de anuncios que están a la derecha de la entrada a la cafetería.

¡Salud y que ustedes repten bien!

Se alquila habitación ¡¿"central"?!


¿Qué es lo que se alquila? ¿La habitación del centro de un piso o apartamento? ¿Una habitación céntrica en un piso o apartamento? ¡Apartamento grande, sí señor! ¡Tiene habitáculos en la periferia! ¿Será tal vez un piso con calefacción central? ¿No será que se alquila una habitación en un piso céntrico? La imagen del anuncio estaba (año 2008) en una marquesina de una parada del autobús en la ciudad de Vitoria-Gasteiz, una marquesina de esas que tuvieron que retirar. Nótese la ausencia de tilde en "HABITACION".